Etapa 17: Benasque - Biadós

Tercera noche consecutiva que tengo que usar los tapones para los oídos. Cuatro personas en la habitación y me toca el que ronca, suerte que funcionan.

Pero eso no ha sido lo peor. Al irme a dormir, al subir a la litera (me tocó la de arriba), nada más ponerme en ella se rompen dos traviesas del somier, que caen sobre el pobre que dormía abajo. Suerte que era la parte de los pies. Los otros dos que dormían ni se han enterado. Y, como sólo eran dos, el agujero que ha quedado era demasiado pequeño y no he caído yo también. Naturalmente se ha despertado, pero se lo ha tomado bien. Total, que he tenido que cambiarme de cama, suerte que había una libre.

A las 6 suena el despertador, hoy me permito dormir un poco más, la etapa es corta y la previsión de tiempo es buena. Un buen desayuno y a caminar a las 7. Atravieso Benasque sin encontrarme a nadie, sólo un bar junto a la carretera empieza a abrir.

En el suelo de Benasque

Tres kilómetros y pico de carretera hasta el puente de San Chaime y ya cojo la Vall d'Estós. Sube primero por una pista y luego por sendero suavemente hasta llegar al refugio de Estós, donde hago una parada para comer algo.

La cabana de Santa Ana

Subiendo por el valle de Estós

Una fuente en el camino

La cabana del Turmo

Refugio de Estós (hay que fijarse)

Inicio la subida hacia el Puerto de Chistau. Debe ser cierto eso que dicen de que hay una ola de calor, pues son las 10 de la mañana, estoy a 2000 metros y el sol pega de lo lindo.

Acometiendo el puerto de Chistau

Es más largo de lo que pensaba

Al final alcanzo el puerto. La temperatura no es baja, pero el viento es muy fuerte, y como voy bastante sudado noto frío. Como, bebo y descanso y a bajar.

Protegiéndome del viento

Dejo atrás el valle de Estós

La bajada es suaaave, y como voy bien de tiempo, me la tomo con calma y disfruto del paisaje. Me cruzo con gente, pero en ningún momento llega al extremo de ayer, en la zona de la Maladeta, o anteayer en Aigüestortes.

Hacia la Val d'Añes Cruzes

Mejor cruzo por las piedras

Encaro la Val d'Añes Cruzes y sigue la suave bajada, que me permite disfrutar de los paisajes. Al poco aparecen ya las Bordas de Biadós, con el refugio junto a ellas.

El refugio, encima de los coches

Algunas bordas

Y sin más llego al refugio a las 2, donde como en la hierba bajo la sombra de un árbol. Efectivamente, era una etapa corta, pero ya tenía ganas después de tanto madrugón y de etapas de 10 horas. Había llegado a comprender a los ciclistas, en aquellas etapas en las que cruzan un puerto tras otro y al día siguiente tienen otra etapa con más puertos.

Y ahora queda toda la tarde para no hacer nada. Además no hay cobertura, por lo que va a ser una tarde de refugio de las de antes. Después de hacer estiramientos como Dios manda, lavo la ropa, escribo la entrada (que publicaré mañana con cobertura) y luego a mirar el paisaje y las revistas del refugio. Hay incluso un teléfono público, luego llamaré a casa. Lo dicho, una tarde de las de antes.

Pero lo mejor es que he estado dos horas en el prado de delante del refugio tirado en la hierba, descalzo, tomando una cerveza, escuchando música y con la fantástica vista del Posets (el prado de delante del refugio parece un cine, todo el mundo sentado en él mirando el paisaje). ¿ Se puede estar más cerca de la felicidad ?.

El macizo del Posets desde el refugio

Pues si, se puede: en un momento dado, me giro (la única vez que me giro en toda la tarde) y veo la sorpresa de la ruta. Una visita imprevista del todo, que me alegra el día y la ruta como no podía imaginarme y que hará que mañana pueda hacer la etapa en compañía.

Sin palabras

Luego una cena completa, a dormir y mañana otra etapa corta (en principio incluso más que la de hoy). Además, cómo ha venido la familia a verme, y he tenido que reservar en Bielsa (en Parzán sólo hay un hostal y naturalmente un sábado del mes de agosto no me estaban guardando sitio), iremos en coche hasta allí y mañana me llevarán hasta el inicio de la etapa.

Total, que acabamos el día como dos tortolitos.